martes, 22 de abril de 2008

Puán

Hoy vino a la clase de antropología un señor con cancer de prostata, su vejiga estaba bien pero se le había ramificado un poco en la garganta. Vestía jeans y una camisa con cuadraditos y dijo tener 55 años pero aparentaba más. Vive en el barrio Sarmiento, al lado del autódromo, donde se juegan las competencias automovilísticas. Si alguno de ustedes no estuvo en persona, las conoce de la televisión. Este señor cree fervientemente en la televisión. Habló de ella varias veces a lo largo de su discruso. Canal 26 le hizo numerosos reportajes, seguramente nosotros lo debemos conocer de ahí. Él y su familia fueron desalojados. Gracias a la bondad de una línea de colectivos, ego, su aliada y sus agnados están viviendo en una carpa en la terminal, a lo salvaje. Sostenía una libretita bordó. Hizo referencia al carnicero de cada barrio y a la entrañable relación que cada uno de ellos sostiene con cada uno de nosotros, casi como un miembro más de la familia. Él tenía un oficio, nos contó, era carnicero, y ya se cansó de golpear la puerta de Jumbo, Coto y Carrefour. En el servicio de asistencia social le dijeron que espere. Pidió perdón, como dicen ustedes los jóvenes, por la pálida, y le dijo a la profesora que estaba muy linda. La profesora se puso colorada. Después se fue.