Ante la amenaza de un terrorista temeroso del pasado y la arqueología, copié mis dos textos para que sobrevivan en la web.
Ambos son del 2006.
INSISTO INSISTO
Soy Alejandro y soy un minero. Las condiciones son muy malas. No veo el sol. Un día estaba solo, a cincuenta metros en la roca y me encontré con mi madre. Pasaron cuatro días y todavía me duele la cabeza. Ella estaba tomando tereré. Había muy poco aire. Ella estaba tomando mate y fumando. Le pregunté qué hacía ahí y sólo me miró. Se apagó la lámpara y cuando volví a ver su cara estaba desfigurada en una mueca. Todavía me duele la cabeza. Con la nariz en el techo, en el cuarto, somos siete. El más joven duerme en el piso. De a ratos pienso en el encuentro familiar. Recuerdo el aire, la luz del momento entre el sueño y la vigilia. El mate. Y el humo. Trabajamos de 6 a 6. Arriba hace mucho frío. La vida es pesadilla. Hoy abrí un túnel y tuve que ser un cuadrúpedo estúpido doce horas. Qué más da. El tiempo transcurre como si fuera una esponja. (Hay que corregir ciertas cosas en mi comportamiento. No debe volver a ocurrir que me descubran en pleno panic attack. En el almuerzo encontré al gato, el que me envió mi madre para que recuerde una vez más (wiered animal) lo que no quería. Me comporté como un idiota, le empecé a gritar. Fui el tema del día. A pesar de eso no pude evitar que el día fuera uno más. La tos (porcentualmente) avanza en mi existir. Veo a mi madre más de lo acostumbrado, varias veces por día, pero son sólo flashes, alucinaciones, no como abajo, desórdenes de la luz. Viene para hacerme recordar. Hoy fue noche de paga miserable y de deudas en el bar. Sin dormir, a las 6 de la mañana sonó la campana y entramos a trabajar. Todavía estoy en la cuerda, los vapores de la resaca más activa. Bajo, más de lo acostumbrado. Encuentro a mi mamá y sé qué me dirá. Insisto. Una vez más, lo que no quiero deslizar en mi mente. Partiré, lo presiento, atravesando el túnel que claramente provendrá después de los resquicios. Rosario, Febrero 2006
INSISTO BATALLA
En verano de 1986 Vered Ataya fue encontrado muerto en el foso de los leones de la ciudad de Buenos Aires en horario de apertura, junto a los leones en cuestión. Los tres (Vered y los leones) presentaban fracturas múltiples en vértebras vitales y el motivo de la muerte fue catalogado por el mote policial que equivale a morirse cuando te caíste. Análisis demostraron opiáceos en sangre y de los pocos datos objetivos presentados por o para los medios nacieron múltiples versiones explicativas más o menos descriptivas de lo que fue la última noche de Vered en la Argentina. Los motivos alegados por las diversas partes incluyeron ecoterrorismo, filosofía, misticismo y remordimientos entre otras cosas y fueron compilados por autor ignoto en libro hoy por hoy inconseguible mal fundamentado 1988. Tres situaciones resaltan entre las que protagonizó desde su aparición hasta su muerte públicas, estas incluidas.
Las primeras noticias que se tienen de él en Argentina son de cuando organiza, formando parte de la guerrilla urbana anarquista años ’60, la toma de rehenes en la fastuosa tienda del centro porteño. Seis guerrilleros, treinta rehenes, un cadáver entregado a la policía, la banda escapa en taxis aportados por la policía, seis taxis, un maleante por taxi, dos rehenes por taxi; cada taxi toma una dirección diferente.
De pronto los rehenes liberados se esfuman imperceptiblemente, los taxis que eran seguidos se pierden entre semáforos alterados (taxistas cómplices), el cadáver de la morgue desaparece, la fastuosa tienda del centro porteño explota sin víctimas que lamentar; millones perdidos, inversionistas se suicidan, cambios en el gabinete y un comunicado vindicante firmado la guerrilla urbana anarquista.
Su nombre se cuela en la historia reciente nuevamente cuando, a fines de los ’70, sale al mercado de los entendidos una cinta en la que: Vered haciendo de mujer, imágenes perturbadoras hasta para el más compadrito, muchas personas involucradas y multiracialidad no hay Kirk que valga, con idioma original incomprensible, subtitulado al español, errores de ortografía. Subterráneamente la cinta adquiere notoriedad hasta su auge en 1984 cuando editorial avant garde distribuye bajo título seguro ajeno de Gran Aquelarre Sexual, y en la tapa el fotograma de la anciana descolocante.
Los avistamientos póstumos de Vered Ataya en distantes partes del globo fomentaron el misterio que estalló en forma de moda leyenda durante principios y mediados de los ’90, hasta que las peroratas de los porteños acomodaron la explicación que hasta hoy quedaría oficializada por la vox populi.
Se dice, Vered Ataya fingió su muerte en 1986 matando al actor que se hacía pasar por él desde el atentado a la fastuosa tienda del centro porteño, cuando él, para escapar, se hizo pasar mediante intrincados sistemas abiertos de maquillaje y escenografía y cierta teoría oriental de la respiración por el cadáver del rehén que saliera caminando de la morgue ante el descuido completamente comprensible del médico forense. Puede ser.
tres cosas quería decir
Hace 9 años
1 comentario:
insisto tormento
es el próximo número!
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